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jueves, 27 de agosto de 2015

La Vía Láctea o Camino de Santiago

En verano es común ver por las noches un rastro blanquecino de estrellas que cruza el firmamento, es la Vía Láctea o Camino de Santiago. Este sendero es el plano central de nuestra galaxia a la que pertenece nuestro Sistema Solar; es la visión de ese conglomerado estelar desde dentro.

Nuestra galaxia, la Vía Láctea, con forma de disco achatado y dos brazos espirales, forma una especie de gigantesco torbellino constituido por más de doscientos mil millones de estrellas entre las que se encuentran nubes de gas y polvo conocidas como nebulosas, por su parte, el Sol, con todo su sistema planetario, sería una estrella de tamaño mediano a unos treinta mil años luz del centro galáctico. Nosotros nos encontramos en el borde de uno de los brazos espirales, por tanto, al estar cerca del borde de la galaxia, la vemos de canto, y de ahí la explicación de la franja blanquecina que cruza el cielo.


El nombre de Vía Láctea procede de la cultura grecolatina y significa en latín “camino de leche”. La leyenda que da calificativo oficial a esa banda blanquecina nace en una de las aventuras del dios Zeus. Éste tuvo un hijo, Heracles -Hércules en la versión romana-, con una mujer mortal y para que el pequeño adquiriese la inmortalidad fue colocado a los pechos de la diosa Hera mientras ella dormía. Pero la diosa, al despertar, se negó a amamantar a Heracles, con lo que su leche se derramó por el cielo dejando un camino de leche.

En la Edad Media, se popularizó el nombre de Camino de Santiago, denominación extendida de manera general, al menos por España y Francia. El apóstol Santiago, tras predicar el Evangelio en España, volvió a Jerusalén donde en el año 44 fue decapitado; unos discípulos consiguieron embarcar su cuerpo hacia estas tierras. Aquí permaneció ignorado hasta que, a comienzos del siglo IX, se produce el hallazgo de su tumba, que, según la tradición, se localizó por un reguero de estrellas; a partir de entonces el lugar pasó a llamarse Compostela (procedente del latín Campus Stellae, Campo de la Estrella).

No será hasta el siglo XII cuando quedó fijada la asociación entre la Vía Láctea y el Camino de Santiago en el Códice Calixtino, según el cual el apóstol se apareció a Carlomagno señalándole la Vía Láctea como guía para llegar hasta Compostela. Al Códice se le podría considerar la primera guía turística de la Historia; es un manuscrito que forma parte del Liber Sancti Jacobi, un compendio de escritos relativos a Santiago y al camino de peregrinación que, aunque redactado en distintos tiempos, estaba ya reunido a mediados del siglo XII. El Camino de Santiago habría de sugerir durante siglos para muchos peregrinos el camino hacia la tumba del apóstol.



Pero, según el lugar de la Tierra, cada uno le da su nombre y su leyenda: en algunos países del Asia oriental, se le conoce como el Camino del Elefante Blanco; el Espinazo de la Noche, para los bosquimanos del Kalahari; río por el que vagan las almas de los muertos para los chinos; el Nilo que continuaba hasta el cielo; serpientes, soldadura de los dos hemisferios celestes, camino que unía la tierra con el firmamento para otros... 


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